¿Dónde está la causa de la violencia?,
¿Qué genera este espectáculo tan grotesco?,
¿porqué protegen muchos su estancia
en el delicado terreno que pisan?,
y porqué afrontan de lleno su poderío
en el agite de la fuerza denotando
la triste y encarecida violencia?,
en la expresión de asombro y dominio
de un hecho incontrolable
que a duras penas puede irritarse
en el ofensivo suceso del horror.
Se ajustan muchos a su medida,
juegan con el tono de sus voces,
manejan la insuficiencia de sus capacidades
en el galope de sus golpes,
es un desierto por recorrer,
donde inicia una adicción insospechable
que acaricia la ternura
de una rosa en su envoltura.
Utiliza el hombre en sus impulsos
en el inicuo arrebato de sus temores,
se calzan sus ámbitos en un sentido
de esclavismo sin igual
precipitado al fracaso,
al ensueño de su potencial sinfonía
se escuchará un grito de auxilio
para todo el que pida paz
en medio de su especial agonía,
algunos que luchan por liberarse
de una apreciable dependencia
aferrada a la propia cordura.
¡Ay de muchos, que en su vanidad
y en su supuesta elegante ignorancia,
se suscitan un evento similar
parecido a la efusividad de sus impulsos,
es el vivo choque entre sus emociones,
que en su enorme frenesí,
y en la exaltación de su efecto
se revelan ante la débil esencia
resaltando su rudeza,
escudados en su valentía
reorganizan su estimado valor
en un descomedido principio
que al borde de la cima
lastima en todo caso sin razón.
No escatiman esfuerzos
ni reparan los fuertes sujetos
en el rostro de los daños
a qué escalón ha de subir
su lamentable frustración,
si en el medio de su pena
van buscando un perdón,
debatiéndose entre una hilera
de intemperancia y acción,
se han perdidos en su fuerza
y se ha debilitado su corazón.
Ezequiel 7,11.- “La violencia se ha levantado en vara de maldad, ninguno quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.”
Génesis 6, 11.- “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia”.
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