Quisiera ser,
tu preparado propósito
el concierto que derramas
sobre un humilde corazón,
virtud secuestrada
en la penosa alarma
de tu deslices y hábitos,
ungiendo el misterio
colocas tu aceite
sobre la callada consciencia
para obrar en tu reino.
Quiero tener el derecho
de estar a tu lado,
el derecho que se gana,
al estar en tu presencia,
garantía exaltada
de pura belleza,
el transfigurado boleto
a la cima y a la altura
un vuelo lejos y sin destino,
entrenarme en tu voluntad,
pasearme en tus desvelos,
lucero que tiembla
a tu dulce alrededor,
allí, hay almas que sufren
vacías y sin amor,
que suspiran por un poco
de tu ungüento y de tus arras,
vértigo de vehemencia,
adiestrada antesala de experiencia.
Mostrarle simplemente
al mundo tu gloria,
tus dones, tu halago en justicia
en lo trivial y posible,
eres el velero que no desmaya,
que se postra ante la mirada,
agonía sin el mínimo fervor.
Hazme cómplice de tu arribo,
hemos de dar muerte
al pasado en el camino,
muerte para nacer de nuevo,
y haciendo dúo a coros
en el revivo de un alma perdida,
prendido a tu luz y a tu sombra
obrar en armonía en tu reino,
abriendo los ojos a muchos,
y devolviendo con ello la vida
al que solo a tu árbol se arrima
y al que solo a tu diestra se acopla.
