En el apacible rostro
y en la ternura de un niño,
se posa la miel infinita
de su especial canto,
se amarra un quimera,
en la servil llaneza
de su natural ingenuidad,
en el claro lugar
de su dulce especie,
es la tabla armada
de una simple lírica
que se atreve a resurgir
en el lema de la desnudez
de una pequeñita alma
limpia y original.
Un niño es,
el himno a la pureza,
es el ángel sin maldad,
que desciende de la esencia
y de la sublime cara
a una infantil y serena
creación de Dios,
donde se cruza y se vuelca
el firme encuentro
entre su indiscreta travesura
y el aprendizaje que prospera
en el detalle de su formación.
En su llanto, existe el clamor
a su derecho a recibir el amor,
en su risa, la inocencia
que se aloja en su calor,
al verter la voluntad
de un sincero estado
de espontánea sencillez
que se gana el respeto
a su ideal invalidez.
Volver a ser niño,
es lo que reclama la tierra,
es lo que hace que un corazón
se tiente en sus desvanes
derramando la tinta
en el atroz derroche
de su iniquidad desmedida.
Seré como niño,
en el juego limpio
de la inocente mirada
de todos sus encantos,
para ganar ciegamente
el color y el regalo,
que más apreciamos,
la paz y el sello
en el entierro y duelo
de los tropiezos fatales,
y los largos desengaños.
2 Timoteo 3, 15.- “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”.
Mateo 18, 3.- “Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos”.
ESTE POEMA SE LO DEDICO A MIS DOS HIJOS BERNIE Y BRYAN, EL MEJOR REGALO QUE DIOS ME HA DADO....
