Thursday, June 7, 2012

UNA MUNECA ACONGOJADA




Esta vez una mujer está totalmente desnuda, pero no es la desnudez del cuerpo de la que hablo, , sino de la desnudez del alma, de la sustancia del silencio y de los escombros del reflejo del viento, una mujer aprisionada en una prisión envuelta en alforjas, si era ciertamente increíble, su cuerpo ardía en los tuétanos de sus huesos, dormido en el cansancio de esas piezas roídas por el calcio, por el desahucio y el desenfreno del afán, aguijones afilados empeñados en hundir su filo en el amplio mar de confiabilidad que retorcían el ceño de cualquier ser común, olía a un mar de pesadumbre, se había hastiado del perfeccionismo barato, de demostrar que en cada gesto, en cada expresión el color ya solo era corazón, que entrevuelta y vuelta le daba la historia otro miserable rumbo, poniendo su cuento de cabeza, no entendía lo in entendible, solo pesaban toneladas de sombras ocupando un determinado espacio, así como el cuerpo ocupa un espacio, así ella se sumía en su debilidad para obrar, solo obrar en el propósito de la normalidad, la normalidad esa que no estaba a su medida y ni llegaba a su hora, corregía a pulso su rol en el vestigio de la indefensa inestabilidad que asediaba la pura realidad, la realidad era la lógica, era el perdón, era el misterio revelado en varias ocasiones, eran los golpes repetidos una y otra vez jugando sus ultimas cartas sosteniendo que era la mujer la que dejaba correr el tiempo en el cristal de sus atrios, la que reparaba cada remiendo como si volviera a nacer, y nacía de nuevo en su envoltura como luminosa mariposa, a la vista de pupilas ajenas, que fantaseaban con su realidad, que sobremanera contagiaban su estrategia podando ilusiones pasajeras, esta mujer no sueña mas, no ata cuerdas a su embrollo, ni justifica lo injustificado, solo saber sobrevivir a la maraña del huerto de sus vocablos, escribe porque es mas fácil que el ayer, escribe porque en su voz se oculta el acento de mudez, escribe porque quiere darse a conocer, y quiere saborear la miel desde el panal, sin avistar si va a endulzar o amargar.

Que relatividad se ordena en las palabras inventadas por la mujer de hierro, pudiera ser hombre, por su fuerza y esmero, y se rinde a sus sueños, ya no escatima los daños, ya vislumbra los peldaños que rastrean sus sentidos, es capaz de reír sin llorar, aun cuando no es palpable el futuro, con su vientre de mujer incansable vive un presente de sol a sol y se mueve al compás del tesón.

En que beneficia que un escritor se lance a derramar en la tinta , el fondo de sus emociones dignificadas en su interior, en este mundo consumista, donde los medios ofrecen a capa y espada en la fundición de sus cerebros a través del asedio de sus publicas miserias, con coloridos y lujuriosos paisajes donde la mujer es solo el objeto apetecible y la razón de una subasta magnifica ofrecida con la paga del dolor, la risa y su canto, en cambio el poeta es el cinturón sujeto justo en su lugar, ofrece amargura de días, ofrece calidad, ofrece la razón de una flor, ofrece la realidad o los sueños del amor, es el poeta de los pueblos el que con su sazón cocina cosechas de almidón.