Voy en busca
de tu rostro,
de tu único ser,
del tangible espíritu
que sacia el alma,
del cariño seguro,
de tu astucia especial,
de tus mil palabras
que encaminan
el famoso destino,
del sueño que despeja
una noble, sosegada
mente voluble.
Voy en busca
de tu aguardo,
de tus inventos,
voy luchando
por tu tierra,
voy en busca
de la perla en el desierto,
de tu callado romance
con mis secretos,
y del conflicto que habita
entre el reloj y el tiempo.
Ando suspirando
por noches de luna claras
las que arrebatan las tinieblas
las que sitúan al descubierto
una atrevida sonrisa,
las que matan el ruido
del eco en los callejones
los que se encierran
en un círculo de canciones.
Escucho el sonido del mar
el aliento de tu inspiración,
el colchón de los recuerdos,
las memorias olvidadas
y la ligereza de tus pasos,
el sabor de lo imprevisto,
lo callado de un oscuro
ser dormido ubicado
en jardines extendidos.
Untarás tu ungüento
sobre un humilde templo
sumergido en tus milagros
en lo perfecto y correcto,
descubrir tu gran tesoro
colgado en tus faldas
bajo la vestimenta sagrada
de la ilusión animada,
y arrastrar hasta ella
el dulce desafío
como cuerda al arribo
en pos de miles de respuestas.
No es un ¿porqué
lo que sensible aspira
un cerco corazón,
es el ¿para qué?,
te inventas un mundo
de emociones y verdades,
para este vacío y antojado
voluble ser humano
que solo vive extrañando
tu revolucionaria presencia.
