Descubro que existes
porque estás en el tiempo exacto,
en el momento preciso,
en el aumento de los días
que han sido largos y extraños,
que han sido un misterio
cubierto de años,
rincones de gloria a tus dotes y dominios
detectan un ámbito de sobrio gozo,
unos días distintos
que se cuelan en el techo de la alta cima,
para estremecer la dicha
en un vaivén de inquietudes,
el reflejo de un sol transparente,
el claro fulgor de unos versos,
emitiendo una reacción
al son de los letargos
al desmayo de la poesía
en la magia de unas manos,
desmayo certero y necesario.
Han sido los vívidos tropiezos,
los que llevaron la historia
a un nuevo comienzo,
y han dejado recuerdos
de los antojos que llevas dentro,
momentos intensos se reconocen,
podaron la vida de entusiasmo,
ya llego la hora de encontrar
la verdad que asemeja
el poder de lo incorrupto,
el destino callado,
el paisaje maduro.
Madurez, bella e irreconocible,
¿Cuánto tiempo ha transcurrido jugando a lo cierto?,
¿cuanto tiempo para alcanzar tu máximo esplendor?,
¿cuanto para reconocer tus anhelos?,
¿Cuanto dolor para crecer?,
¡cuanto moho en tus algas!, ¡cuanta espera!,
para reaccionar en el olvido de un triste pasado.
Con globos y trompetas cantaran victorias
se llenaran de glorias las letras de unas canciones
ahogadas en palabras celebraran la magia
que rodea el jubilo de la paz sin la tormenta
en el estrecho mar que se tienta a sonrojar la verdad al madurar.
GRACIAS DIOS POR LA VIDA Y LA VERDAD...
