No tiene miedo la abeja en el panal que alimenta sus recuerdos, no selecciona la locura porque parece estar pareja, a la par con sus cadenas va, caminando paso a paso, no se detiene un segundo porque retiene lo que tiene, llora cuando puede, y goza lo que debe, no es el temor el culpable de su culpa, no es el que erró sin anotar sus disculpas, no reveló en sus disputas con la propia vida, la cura al enojo, tampoco encontraron moscas en su boca, ni metió el dedo en la sopa, porque calló hasta morir, fue silente y transparente. Puedes ver lo que ahuyenta su apresurado latido cuando se arrima al despeñadero, puedes ver como suena el tambor de su preso y esclavo corazón , porque teme que lo rompan en mil pedazos, porque teme también que lo azoten a varazos, teme que lo pinchen con espinas filosas, teme que no brote una gota de sangre, teme que ya no sea roja, sino de sal, y teme acabar en el matadero, como ha de temer perecer en su mismo temor, entonces teme porque sí, porque no ha conocido a Dios, EL VERDADERO TEMOR ES EL TEMOR DE DIOS. Salmos 19,9- “El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre”. Salmos 33,8.- “Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de él todos los habitantes del mundo”. Salmos 34,9.- “Temed a Jehová, vosotros sus santos
