La ciudad nueva, la grande, la maravillosa, rodeada de grandes rascacielos y tonos de luces que brillan por doquier, con sus noches de inviernos, próximos veranos ardientes que esperan su turno, y el viento va y viene, el tiempo es loco como ese viento imperecedero, el bullicio es implacable, trastorna la paz que irradian las horas, y es esta ciudad la que involucra las horas con los dias, esa es la ciudad, esa a la que me enviaron. El monstruo del estrés, de las horas aceleradas, las que arrastran a un corazón palpitante que truena pedazo a pedazos, es esta la maravilla de la que todos hablan, la del sueño americano, aqui donde todo es oro.
Y mi país querido, cuantos meses sin ver sus calles, sin oler sus lluvias de mayo, sus abriles primaverales, el transeunte palpitando por sus aceras y el coquero buscando su pan del dia, sentada en aquella mecedora, bajo un aire familiar, y abostezando sus noches de silencio, y aqui la mujer agotada del murmullo del tiempo, de la estrechez de un espacio sórdido, del aullido de un tren que simula un huracán de vaivenes, eso es esta ciudad, atrincherados buscando un respiro, para hacer un cuento que luzca al menos divino.
Totalmente de acuerdo contigo, pero para lograr un poco mas de superacion y estabilidad se deben tomar nuevos senderos y tratar de acostumbrarse a otras formas de vida.
ReplyDeleteTambien estoy de acuer4do contigo, porque aunque expresemos por un momento nuestras anoranzas sabemos de los suenos que muchos han cumplido en este territorio y han salido adelante....
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