Wednesday, May 23, 2012

EL CELO EN SU CONFUSION




Se acarrea una distancia
entre la confianza
y la postura al creer,
creer más allá de la razón,
es armar su diligente protección,
porque en el mar revuelto
hay una lluvia de celos
persiguiendo un sueño,
revierte una disciplina
de rescate desigual,
el motivo para una disputa corrida,
en el vago ejemplo
de inusual promesa,
desciende hasta un nivel insólito
el horror de una confundida mirada
aferrada en el principio del temor,
significa un delantal
de suspicacia aprensiva
oscura y persistente
en destruir afanosamente
los propósitos de seguridad,
en nuestro propio dominio,
es una bajada en pico
de una autoestima sagaz
que revela un resentido fin
de miedo y rivalidad.

Tantas veces, las dudas,
juegan un papel de autoridad,
sobre un fundamento inesperado
de absoluta inseguridad,
brota el alma sus destellos
perpetrando su incapacidad para amar,
para amar sin condición
y dar hasta morir
entregarlo todo sin reservas,
sin el intervalo entre las interrogantes
y la sórdida respuesta,
amar, porque el amor es un todo,
es la inhibición al enfermizo concepto
del que ama y no perdona,
del que no da sin recibir a cambio,
de aquel que abraza el desmedido don
sin esperar una recompensa a la par.

Descubrimos un viciado amor
en el desentono de celos infundados
expuestos a pensamientos erróneos
que empobrecen sorbo a sorbo
la confianza que se ha roto,
por quienes hemos enaltecidos
desatando a la euforia un alma
en la vaga idea de su confusión
en su justa culpa o
en su desnivelada proporción.

Sujetarse a un trecho de variantes,
ya sean los radicales celos,
o a la denominada confusión
imparte un papel importante en el juicio
al sumo recorte de inconstantes pautas
que riegan su parte
y perfilan la división entre dos seres
que se unen y los envuelve la desilusión,
por lo que allí solo se vislumbra
el dolor de una traición
y las señales que se enarbolan
como bandera de una fatal separación.

No se concibe desperdiciar el tiempo
que Dios nos ha regalado
en adjetivos sustanciales
que desnivelan la emoción
y que resultan incapaces de descifrar
sobre la piedra que se ciñe
a la visión del verdadero AMOR.

Proverbios 6, 34.- “Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza”.

1 Corintios 3, 3.- “porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”.


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